miércoles, 8 de diciembre de 2010

VENTANA SOBRE EL ERROR

Julia Tabernero Sierra


"Todos llaman violento al río que todo lo arrasa,
pero nadie llama violento al lecho que lo oprime"
Bertolt Brecht


El error está presente. Los temibles piratas, con parche en el ojo y pata de palo, surcan de nuevo los mares. Las catacumbas de la CIA gritan de absoluto terror y las fotos del hombre blanco sonriente ante la tortura de “ los nadie”,como diría Galeano, revuelven el estómago.
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadie con salir
de pobres,
que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a
cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca.
Ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los
nadie la llamen,
aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie
derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadie: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadie: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre,
muriendo la vida, jodidos, rejodidos.
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la
prensa local.
Los nadie, que cuestan menos que la bala que los mata.”

La humanidad se echa las manos a la cabeza. Los bárbaros nos invaden. L@s funcionari@s del Estado hacen un mal uso del monopolio de la fuerza física. Casos entre tantos, que una vez conocidos, pasan al último lugar en la fila de las diapositivas de la vida.Parece que el proceso de civilización que eliminará toda violencia de la vida de los seres humanos no es tal. La línea entre la barbarie y la civilización no está ni mucho menos clara, todo depende del cristal con el que se mire.
Los autores a los cuales esta recensión hace referencia, escribirán sobre el surgimiento del Estado Moderno y las formas de violencia; sobre la sociedad civil; sobre el cambio social y el conflicto político; sobre el proceso de civilización y la barbarie, con el universo conceptual de cada tema en órbita.Todos ellos tienen hilos transversales que comparten.
El proceso de civilización y el surgimiento de Estado Moderno van de la mano. Los seres humanos, a nivel global, se ven forzados a interiorizar una nueva forma de vida, a nivel normativo y de estructura social por un lado, y a nivel institucional y burocrático por otro. La modernidad ha llegado. La institucionalización de la vida cotidiana empieza a surtir efecto. El Estado extiende sus tentáculos de manera casi imperceptible, normalizando las diferentes formas de violencia con las que actúa.
El concepto de ordenación, del que habla Bauman en su texto, es una de las formas de violencia que afecta al ámbito más privado. La parte salvaje y animal de las personas ha de ser eliminada, para no ser acusad@ de desviad@, con la lucha interna y la disciplinar que se debe tener para llevar a cabo ese cambio. La normalización de los días ha de implantarse, encajando la vida de las mujeres y los hombres en moldes prefijados, sujetos a la dictadura del tiempo. Lo que se escape a esa ordenación será tachado de violento, de ilegítimo, clasificado por el aparato jurídico de ilegal. La violencia podrá usarse para mantener el “ orden”, pero no para escapar del agujero negro al que muchas personas se ven abocadas.
El debate entre lo legal y lo legítimo se abre entonces, cuando ya se identifica la coerción y se puede gritar, de rabia y de dolor. Entonces, la violencia aumentará y mutará de forma para volverse menos visible. De tanta sangre, no duelen las pequeñas heridas, pues son muchas ya y pueden ser peores. Lo ajeno se asume como si fuera nuestro, las formas extrañas de violencia forman una capa más de la piel. La pacificación es necesaria para combatir la impotencia, la frustación que provoca una vida fuera de nuestro alcance. La escala de violencia estructural sigue aumentando.
La sociedad civil es el elemento sobre el que se ejecuta esta violencia, y es inherente a la existencia de un Estado democrático. Las personas gozan de una libertad aparante, ya que el bombardeo de estímulos con una gran carga social y simbólica detrás es muy elevado, y establece una neblina entre la posibilidad de elegir teórica y real. El fantasma de la incivilidad está siempre en el horizonte, acechando.
Esta sociedad civil tiene la potencia de poder iniciar el cambio, a nivel social, o al menos de plantear la ruptura. Como el monopolio de la fuerza física, encarnado en la policía y el ejército, lo tiene el Estado, la represión caerá como un jarro de agua fría sobre l@s que quieran plantear una alternativa. Así, los movimientos sociales tendrán como tarea la propagación de la actividad disfuncional del aparato del Estado, planteando una metodología para llevar a cabo las reivindicaciones en cada momento, de forma participativa y llegando a l@s afectad@s de forma directa, e intentando llegar también a l@s más alejad@s del conflicto que creen no verse afectad@s.
El cambio social y el conflicto político están intimamente relacionados. Los ciclos y las dinámicas de los movimientos sociales son muy difíciles de cambiar. El relevo generacional introduce variaciones, pero la base permanece, por miedo a perder la pureza. El conflicto lleva al posicionamiento respecto a la situación, lo que creará tensiones y alianzas, propias de momentos de cambio, por miedo, por desconfianza.
El Estado entonces, tiene que empezar a estudiar los pasos de los movimientos sociales, para adecuar su estrategia a cada caso. Lo explicaba Foucault en “ Vigilar y castigar”, las formas de violencia evolucionan, de un descuartizamiento público en la plaza, a la violencia que no deja marcas, la psicológica. Los funcionari@s del Estado tienen que aprender golpear, pero sin dejar rastro. Y se basan en una neutralidad que les da el nombre de su profesión, el escudo que llevan serigrafiado en la chaqueta de su uniforme o las charlas de sus superiores. Esto aparece muy bien explicado en el texto de Bauman, con el concepto de adiaforización, que apela a la neutralización de ciertas situaciones, para que sean asumidas y que no se llegue al estado de shock que plantea Reemsta. También y tan bien lo escribe Eduardo Galeano en “ Días y noches de amor y de guerra”:
El sistema: El torturador es un funcionario. El dictador es un funcionario. Burócratas armados, que pierden su empleo si no cumplen con eficiencia su tarea. Eso, y nada más que eso. No son monstruos extraordinarios. No vamos a regalarles esa grandeza”.
El proceso de conceptualización de todas estas teorías puede hacerse en relación a los dos estudios de caso vistos en clase. La noticia sobre las torturas en las cárceles de la CIA ejemplifican gran parte de lo expuesto en estos textos. Soldados, que necesitan sacar su parte censurada por alguna parte, y la mejor forma de hacerlo será amapard@s por la ley, por la sociedad de la información que saca a la luz lo que interesa en cada momento. Muchos procesos psicosociales entran en juego también, frustración, búsqueda de sentido, de lo que hablará Norbert Elias. La tortura empleada en este caso, está perfectamente estructurada, definida y delimitada, en definitiva, neutralizada y dotada de una función que ha de ser entendida como necesaria.
A nivel global, este caso, también el de los piratas del Alakrana, tienen gran peso en lo geopolítico, ya que la complicidad de Europa está determinada por la importancia de Estados Unidos, y lo que significa el tener buenas o malas relaciones con él, en la agenda política mundial.
Por otro lado, los piratas se rencarnan en diablos, representando la amenza de los bárbaros. Aunque el Alakrana hubiera burlado la normativa de pesca fijada por la Unión Europea, que se considera legal y legítima, se hace alusión a que esto no puede justificar el secuestro y el maltrato de las personas que iban en el atunero. Habría que analizar, por tanto, qué ha llevado a los piratas a optar por la vía del asalto y secuestro, medida radical y arriesgada por su parte. Quizá lleven el germen incivilizado dentro, disfruten con el maltrato, el sufrimiento humano y se hagan fotos con pescadores moribundos, o quizá lleven años sufriendo la pérdida de capacidad de pesca, influida por el tránsito de buques mejor dotados y con más medios en sus aguas, fijadas legítima y legalmente por la Unión Europea.
La escalada de violencia aumenta su velocidad, a la vez que el proceso de civilización avanza y las formas de violencia se van desarrollando acordes a la modernidad. La sociedad ha caido en un estado de insensibilización que asusta. Ya nada sorprende, tampoco es sometido a crítica. Que las formas de gobierno actuales tengan grietas, que los políticos roben dinero de tod@s, que se torture en las cárceles de la democracia es poco relevante, no afecta. Indigna, remueve, pero se asume.
Un clima de desolación, de parálisis general, generacional, que se transmite y se mantiene eficaz, asola hoy en día nuestras sociedades a nivel global. La violencia sistémica avanza por todos los frentes vitales y naturales.
Algún día, la lluvia ácida corroerá los paraguas de los que hoy en día aún no ven las nubes negras de tormenta. Algún día, ocurrirá el error.

" Ocurrió en el tiempo de las noches largas y los vientos de hielo:
una mañana floreció el jazmín del Cabo, en el jardín de mi casa,
y el aire frío se impregnó de su aroma, y ese día
también floreció el ciruelo y despertaron las tortugas.
Fue un error, y poco duró. pero gracias al error,
el jazmín, el ciruelo y las tortugas pudieron creer
que alguna vez se acabará el invierno. Y yo también"

 Eduardo Galeano, Ventana sobre el error.








lunes, 15 de noviembre de 2010

Crisis financiera, crisis global

TRIBUNA: CARLOS BERZOSA

Crisis financiera, crisis global

La crisis económica está adquiriendo una dimensión realmente preocupante pues afecta, como siempre, a los más vulnerables. Su detonante fueron las hipotecas basura. El desarrollo de los acontecimientos ha demostrado que esta situación tan grave se ha debido a la gran cantidad de derivados financieros tóxicos que no tienen un valor real que los sustente, entre ellos los de las hipotecas basura. La contaminación se ha extendido a lo largo y ancho del mundo, en un mercado global cada vez menos regulado que sobrepasa las fronteras nacionales. La grave crisis del sistema financiero se ha trasladado a la economía real, que se encuentra con dificultades para conseguir créditos. Como consecuencia, lo que parecía en un primer momento que eran dificultades de liquidez, se ha puesto de manifiesto que se trata de un problema de solvencia.
Hay que plantearse otros modos de crecer y consumir en un sistema económico desigual y depredador
El sistema se benefició durante años de prácticas poco ortodoxas
Los economistas discutimos acerca de las causas que han provocado una crisis de esta envergadura y los factores que la han determinado, pero no llega a haber consenso. Al tiempo, recibimos reproches sobre la incapacidad manifestada por la ciencia económica para predecirla. Sobre esto me gustaría hacer algunas matizaciones.
Es cierto que no se habían realizado predicciones exactas sobre la posibilidad del estallido de la crisis, así como sobre la naturaleza de la misma y la duración que podía tener. No obstante, bastantes economistas habían advertido de los peligros que se vislumbraban con motivo de la expansión del mercado inmobiliario y del sistema financiero y las burbujas especulativas que se creaban en ambos mercados, de por sí bastante interrelacionados.
El estallido de esas burbujas era la crónica de una muerte anunciada, que los gobernantes no querían ver o preferían mirar hacia otro lado, pues siempre viene bien, cuando se gobierna, que la economía marche con crecimiento, sin plantearse las características de cómo se produce éste. Determinados economistas habían encendido las señales de alarma, aunque tanto los dirigentes políticos como de empresas se negaban a aceptarlo, debido a que consideraban que eran exageradas y se refugiaban, además, en el hecho de que la economía ortodoxa no contemplaba ningún peligro a la vista, sino meros ajustes o desaceleraciones que se tenían que dar pero que no revestirían excesiva importancia.
Frente al conformismo de la ciencia oficial existían estudios serios que ponían en guardia sobre los problemas que estaba suscitando la globalización financiera y el creciente desmantelamiento de los controles de regulación de los bancos y de otras instituciones bancarias y financieras. Con ello, además de las inestabilidades, incertidumbres y procesos especulativos que se generaban, se facilitaba el enriquecimiento excesivo de unos pocos, de forma rápida y fácil, al tiempo que se fomentaba la desigualdad internacional. Las operaciones de ingeniería financiera, los paraísos fiscales, las emisiones de bonos de alto riesgo sin control, contribuían a alimentar el mundo de las finanzas y su auge y hegemonía.
Entre los analistas que denunciaban esta situación y alertaban de los peligros se encuentran, entre otros, René Passet: La ilusión neoliberal (Debate, 2001) y Elogio de la globalización. Por una mundialización humana (Salvat, 2001); Françoise Chesnais: La mondialisation du capital (Syros, 1994); Gérard Duménil y Dominique Lévy: Crisis y salida de la crisis. Orden y Desorden neoliberales (Fondo de Cultura Económica, 2007); Ángel Martínez González-Tablas: Economía política mundial II. Pugna e incertidumbre en la economía mundial (Ariel, 2997), y John Eatwell y Lance Taylor, que escribieron hace años un libro con un título muy esclarecedor: Finanzas globales en riesgo. Un análisis a favor de la regulación internacional (Siglo XXI, 2005). También los premios Nobel Stiglitz y Krugman. Por su parte, el poskeynesiano Hyman P. Mynsky (Las razones de Keynes, Fondo de Cultura Económica, 1987) escribió en 1976 sobre lo errático que resultaba no tener en cuenta en el análisis keynesiano la incertidumbre, el riesgo y la especulación como características básicas del sistema financiero. A su vez, tanto Kindleberger, Manías, pánicos y cracs. Historia de las crisis financieras (Ariel, 1991), que estudió la historia de las crisis financieras, como Galbraith en Breve historia de la euforia financiera (Ariel, 1991), nos enseñan lo que ha sucedido en tiempos pasados y no ha servido, por lo que parece, para aprender lo suficiente y establecer los controles necesarios para que el sistema financiero no se encuentre sometido a esos procesos especulativos que acaban en una crisis. Si se me permite, yo mismo durante los últimos años vengo escribiendo en distintas revistas acerca del riesgo de este crecimiento descontrolado e irregular de la economía de mercado.
Por tanto, no estamos ante hechos nuevos, sino ante acontecimientos que se han repetido a través de la historia del capitalismo. En este caso, además, agravados por una globalización que ha ido en dirección contraria a las recomendaciones que nos enseña la historia y nos señalan Mynsky y los autores mencionados.
Ésta es una crisis financiera que tiene similitudes con otras anteriores, pero que tiene asimismo elementos diferenciadores, propios de la fase del capitalismo en la que nos encontramos.
Es importante señalar que la crisis no es el resultado de equivocaciones de políticas económicas, aunque ha podido haberlas, pero que por sí solas no explican la gravedad de lo que está aconteciendo, ni tampoco de malas prácticas de los gestores y directivos de los fondos de inversión y de los bancos, que también se han producido, así como de las estafas practicadas bajo la ley de la selva, que han encontrado un caldo propicio para desenvolverse, sino que la crisis es el claro resultado de un modelo de crecimiento inadecuado.
De manera que los datos, cuando anunciaban que todo iba bien en los últimos años, en los que se estaban dando tasas de crecimiento muy elevadas, no reflejaban la realidad pues en ellos mismos estaban sembradas las semillas de la destrucción. Era un crecimiento que favorecía las desigualdades y aniquilador del medio ambiente.
Los años de expansión y de euforia se elogian en exceso por las personas que tienen en su mano la toma de decisiones, que tratan de inculcar su visión a toda la sociedad con el apoyo de los poderosos medios de comunicación y de una buena legión de académicos que les aplaudían. Pero al final han conducido a una catástrofe de consecuencias incalculables.
Lo que algunos han enunciado como crisis financiera es mucho más que eso: es una crisis global, pues supone el agotamiento de un modelo de crecimiento que modifica el equilibrio ecológico, que también afecta a los alimentos, la energía y que ha sido incapaz de combatir la pobreza, el hambre y la exclusión social, aunque haya venido acompañado todo ello de progresos indudables. Pero aun así, las privaciones y los costes a pagar son demasiado elevados para sentirse satisfechos en una situación en la que la prosperidad de una minoría de la población mundial se asienta en el sufrimiento de tantos.
En definitiva, el sistema financiero ha engordado y se ha beneficiado durante años basándose en prácticas poco ortodoxas en las que ha predominado el enriquecimiento rápido y fácil. A su vez, las instituciones financieras son un instrumento del propio sistema para conseguir superar las crisis de sobreproducción de las que hablaba Marx.
Esta crisis no se puede solucionar sólo con medidas de política económica, sino que es necesario plantearse otros modos de crecer y consumir. No estamos solamente ante una crisis financiera sino ante algo mucho más profundo: un sistema económico mundial desigual y depredador de la naturaleza.
Ante esta situación, es importante afrontar el futuro con un reequilibrio de fuerzas, pero esta cuestión merece ser desarrollada en otro posible artículo.
Carlos Berzosa es catedrático de Economía Aplicada y rector de la Universidad Complutense de Madrid.

Comic sobre la crisis!!!