jueves, 27 de enero de 2011

TRIBUNA: AMADOR FERNÁNDEZ-SAVATER

La cena del miedo (mi reunión con la ministra Sinde)






La semana pasada recibí una llamada del Ministerio de Cultura. Se me invitaba a una reunión-cena el viernes 7 con la ministra y otras personas del mundo de la cultura. Al parecer, la reunión era una más en una serie de contactos que el Ministerio está buscando ahora para pulsar la opinión en el sector sobre el tema de las descargas, la tristemente célebre Ley Sinde, etc. Acepté, pensando que igual después de la bofetada que se había llevado la ley en el Congreso (y la calle y la Red) se estaban abriendo preguntas, replanteándose cosas. Y que tal vez yo podía aportar algo ahí como pequeño editor que publica habitualmente con licencias Creative Commons y como alguien implicado desde hace años en los movimientos copyleft/cultura libre.

El mismo día de la reunión-cena conocí el nombre del resto de invitados: Álex de la Iglesia, Soledad Giménez, Antonio Muñoz Molina, Elvira Lindo, Alberto García Álix, Ouka Leele, Luis Gordillo, Juan Diego Botto, Manuel Gutiérrez Aragón, Gonzalo Suárez (relacionado con el ámbito de los videojuegos), Cristina García Rodero y al menos dos personas más cuyos nombres no recuerdo ahora (perdón). ¡Vaya sorpresa! De pronto me sentí descolocado, como fuera de lugar. En primer lugar, porque yo no ocupo en el mundo de la edición un lugar ni siquiera remotamente comparable al de Álex de la Iglesia en el ámbito del cine o Muñoz Molina en el de la literatura. Y luego, porque tuve la intuición de que los invitados compartían más o menos una misma visión sobre el problema que nos reunía. En concreto, imaginaba (correctamente) que sería el único que no veía con buenos ojos la Ley Sinde y que no se sintió muy triste cuando fue rechazada en el Congreso (más bien lo contrario). De pronto me asaltaron las preguntas: ¿qué pintaba yo ahí? ¿En calidad de qué se me invitaba, qué se esperaba de mí? ¿Se conocía mi vinculación a los movimientos copyleft/cultura libre? ¿Qué podíamos discutir razonablemente tantas personas en medio de una cena? ¿Cuál era el objetivo de todo esto?

Con todas esas preguntas bailando en mi cabeza, acudí a la reunión. Y ahora he decidido contar mis impresiones. Por un lado, porque me gustaría compartir la preocupación que me generó lo que escuché aquella noche. Me preocupa que quien tiene que legislar sobre la Red la conozca tan mal. Me preocupa que sea el miedo quien está tratando de organizar nuestra percepción de la realidad y quien está tomando las decisiones gubernamentales. Me preocupa esa combinación de ignorancia y miedo, porque de ahí sólo puede resultar una cosa: el recurso a la fuerza, la represión y el castigo. No son los ingredientes básicos de la sociedad en la que yo quiero vivir.
Por otro lado, querría tratar de explicar lo que pienso algo mejor que el viernes. Porque confieso desde ahora que no hice un papel demasiado brillante que digamos. Lo que escuchaba me sublevó hasta tal punto que de pronto me descubrí discutiendo de mala manera con quince personas a la vez (quince contra uno, mierda para...). Y cuando uno ataca y se defiende olvida los matices, los posibles puntos en común con el otro y las dudas que tiene. De hecho me acaloré tanto que la persona que tenía al lado me pidió que me tranquilizara porque le estaba subiendo la tensión (!). Tengo un amigo que dice: "no te arrepientas de tus prontos, pero vuelve sobre los problemas". Así que aquí estoy también para eso.
Quizá haya por ahí algún morboso preguntándose qué nos dieron para cenar. Yo se lo cuento, no hay problema, es muy sencillo. Fue plato único: miedo. El miedo lo impregnaba todo. Miedo al presente, miedo al porvenir, miedo a la gente (sobre todo a la gente joven), miedo a la rebelión de los públicos, miedo a la Red. Siento decir que no percibí ninguna voluntad de cambiar el rumbo, de mirar a otros sitios, de escuchar o imaginar alternativas que no pasen simplemente por insistir con la Ley Sinde o similares. Sólo palpé ese miedo reactivo que paraliza la imaginación (política pero no sólo) para abrir y empujar otros futuros. Ese miedo que lleva aparejado un conservadurismo feroz que se aferra a lo que hay como si fuera lo único que puede haber. Un miedo que ve enemigos, amenazas y traidores por todas partes.
Quien repase la lista de invitados concluirá enseguida que se trata del miedo a la crisis irreversible de un modelo cultural y de negocio en el que "el ganador se lo lleva todo" y los demás poco o nada. Pero no nos lo pongamos demasiado fácil y pensemos generosamente que el miedo que circulaba en la cena no sólo expresa el terror a perder una posición personal de poder y de privilegio, sino que también encierra una preocupación muy legítima por la suerte de los trabajadores de la cultura. Ciertamente, hay una pregunta que nos hacemos todos(1) y que tal vez podría ser un frágil hilo común entre las distintas posiciones en juego en este conflicto: ¿cómo pueden los trabajadores de la cultura vivir de su trabajo hoy en día?
Lo que pasa es que algunos nos preguntamos cómo podemos vivir los trabajadores de la cultura de nuestro trabajo pero añadiendo (entre otras muchas cosas): en un mundo que es y será infinitamente copiable y reproducible (¡viva!). Y hay otros que encierran su legítima preocupación en un marco de interpretación estrechísimo: la industria cultural, el autor individual y propietario, la legislación actual de la propiedad intelectual, etc. O sea el problema no es el temor y la preocupación, sino el marco que le da sentido. Ese marco tan estrecho nos atrapa en un verdadero callejón sin salida en el que sólo se puede pensar cómo estiramos lo que ya hay. Y mucho me temo que la única respuesta posible es: mediante el miedo. Responder al miedo con el miedo, tratar de que los demás prueben el miedo que uno tiene. Ley, represión, castigo. Lo expresó muy claramente alguien en la reunión, refiriéndose al modelo americano para combatir las descargas: "Eso es, que al menos la gente sienta miedo". Me temo que esa es la educación para la ciudadanía que nos espera si no aprendemos a mirar desde otro marco.
Tienen miedo a la Red. Esto es muy fácil de entender: la mayoría de mis compañeros de mesa piensan que "copiar es robar". Parten de ahí, ese principio organiza su cabeza. ¿Cómo se ve la Red, que ha nacido para el intercambio, desde ese presupuesto? Está muy claro: es el lugar de un saqueo total y permanente. "¡La gente usa mis fotos como perfil en Facebook!", se quejaba amargamente alguien que vive de la fotografía en la cena. Copiar es robar. No regalar, donar, compartir, dar a conocer, difundir o ensanchar lo común. No, es robar. Traté de explicar que para muchos creadores la visibilidad que viene con la copia puede ser un potencial decisivo. Me miraban raro y yo me sentía un marciano.
Me parece un hecho gravísimo que quienes deben legislar sobre la Red no la conozcan ni la aprecien realmente por lo que es, que ante todo la teman. No la entienden técnicamente, ni jurídicamente, ni culturalmente, ni subjetivamente. Nada. De ahí se deducen chapuzas tipo Ley Sinde, que confunde las páginas de enlaces y las páginas que albergan contenidos. De ahí la propia idea recurrente de que cerrando doscientas webs se acabarán los problemas, como si después de Napster no hubiesen llegado Audiogalaxy, Kazaa, Emule, Megavideo, etc. De ahí las derrotas que sufren una y otra vez en los juzgados. De ahí el hecho excepcional de que personas de todos los colores políticos (y apolíticos) se junten para denunciar la vulneración de derechos fundamentales que perpetran esas leyes torpes y ciegas.
Tienen miedo a la gente. Cuando había decidido desconectar y concentrarme en el atún rojo, se empezó a hablar de los usuarios de la Red. "Esos consumidores irresponsables que lo quieren todo gratis", "esos egoístas caprichosos que no saben valorar el trabajo ni el esfuerzo de una obra". Y ahí me empecé a poner malo. Las personas se bajan material gratuito de la Red por una multiplicidad de motivos que esos clichés no contemplan. Por ejemplo, están todos aquellos que no encuentran una oferta de pago razonable y sencilla. Pero la idea que tratan de imponernos los estereotipos es la siguiente: si yo me atocino la tarde del domingo con mi novia en el cine viendo una peli cualquiera, estoy valorando la cultura porque pago por ella. Y si me paso dos semanas traduciendo y subtitulando mi serie preferida para compartirla en la Red, no soy más que un despreciable consumidor parásito que está hundiendo la cultura. Es increíble, ¿no? Pues la Red está hecha de un millón de esos gestos desinteresados. Y miles de personas (por ejemplo, trabajadores culturales azuzados por la precariedad) se descargan habitualmente material de la Red porque quieren hacer algo con todo ello: conocer y alimentarse para crear. Es precisamente una tensión activa y creativa la que mueve a muchos a buscar y a intercambiar, ¡enteraos!
Lo que hay aquí es una élite que está perdiendo el monopolio de la palabra y de la configuración de la realidad. Y sus discursos traducen una mezcla de disgusto y rabia hacia esos actores desconocidos que entran en escena y desbaratan lo que estaba atado y bien atado. Ay, qué cómodas eran las cosas cuando no había más que audiencias sometidas. Pero ahora los públicos se rebelan: hablan, escriben, se manifiestan, intervienen, abuchean, pitan, boicotean, silban. En la reunión se podía palpar el pánico: "nos están enfrentando con nuestro público, esto es muy grave". Pero, ¿quién es ese "nos" que "nos enfrenta a nuestro público"? Misterio. ¿Seguro que el público no tiene ninguna razón verdadera para el cabreo? ¿No es esa una manera de seguir pensando al público como una masa de borregos teledirigida desde algún poder maléfico? ¿Y si el público percibe perfectamente el desprecio con el que se le concibe cuando se le trata como a un simple consumidor que sólo debe pagar y callar?
Tienen miedo al futuro. "¿Pero tú qué propones?" Esa pregunta es siempre una manera eficaz de cerrar una conversación, de dejar de escuchar, de poner punto y final a un intercambio de argumentos. Uno parece obligado a tener soluciones para una situación complejísima con miles de personas implicadas. Yo no tengo ninguna respuesta, ninguna, pero creo que tengo alguna buena pregunta. En el mismo sentido, creo que lo más valioso del movimiento por una cultura libre no es que proponga soluciones (aunque se están experimentando muchas, como Creative Commons), sino que plantea unas nuevas bases donde algunas buenas respuestas pueden llegar a tener lugar. Me refiero a un cambio en las ideas, otro marco de interpretación de la realidad. Una revolución mental que nos saque fuera del callejón sin salida, otro cerebro. Que no confunda a los creadores ni a la cultura con la industria cultural, que no confunda los problemas del star-system con los del conjunto de los trabajadores de la cultura, que no confunda el intercambio en la Red con la piratería, etc.
Eso sí, hablé del papel fundamental que para mí podrían tener hoy las políticas públicas para promover un nuevo contrato social y evitar la devastación de la enésima reconversión industrial, para acompañar/sostener una transformación hacia otros modelos, más libres, más justos, más apegados al paradigma emergente de la Red. Como se ha escrito, "la inversión pública masiva en estudios de grabación, mediatecas y gabinetes de edición públicos que utilicen intensivamente los recursos contemporáneos -crowdsourcing, P2P, licencias víricas- podría hacer cambiar de posición a agentes sociales hasta ahora refractarios o poco sensibles a los movimientos de conocimiento libre"(2). Pero mientras yo hablaba en este sentido tenía todo el rato la sensación de arar en el mar. Ojalá me equivoque, porque si no la cosa pinta mal: será la guerra de todos contra todos.
Ya acabo. Durante toda la reunión, no pude sacarme de la cabeza las imágenes de la película El hundimiento: encerrados en un búnker, sin ver ni querer ver el afuera, delirando planes inaplicables para ganar la guerra, atados unos a otros por fidelidades torpes, muertos de miedo porque el fin se acerca, viendo enemigos y traidores por todos lados, sin atreverse a cuestionar las ideas que les arrastran al abismo, temerosos de los bárbaros que están a punto de llegar...(3)
¡Pero es que el búnker ni siquiera existe! Los "bárbaros" ya están dentro. Me gustaría saber cuántos de los invitados a la cena dejaron encendidos sus ordenadores en casa descargándose alguna película. A mi lado alguien me dijo: "tengo una hija de dieciséis años que se lo baja todo". Y me confesó que no le acababa de convencer el imaginario que circulaba por allí sobre la gente joven. Ese tipo de cosas constituyen para mí la esperanza, la posibilidad de razonar desde otro sitio que no sea sólo el del miedo y los estereotipos denigratorios. Propongo que cada uno de los asistentes a la próxima cena hable un rato sobre el tema con sus hijos antes de salir de casa. O mejor: que se invite a la cena tanto a los padres como a los hijos. Sería quizá una manera de sacar a los discursos de su búnker, porque entonces se verían obligados a asumir algunas preguntas incómodas: ¿es mi hijo un pobre cretino y un descerebrado? ¿Sólo quiero para él que sienta miedo cuando enciende el ordenador? ¿No tiene nada que enseñarme sobre el futuro? El búnker ya no protege de nada, pero impide que uno escuche y entienda algo.
NOTAS
1. Alguien en la cena reveló que había descubierto recientemente que en "el lado oscuro" también había preocupación por el tema de la remuneración de los autores/trabajadores/creadores. ¡Aleluya! A pesar de esto, durante toda la reunión se siguió argumentando como si este conflicto opusiera a los trabajadores de la cultura y a una masa de consumidores irresponsables que lo quieren "todo gratis".
2. "Ciberfetichismo y cooperación", por Igor Sádaba y César Rendueles
3. Por supuesto, el búnker es la vieja industria. El "nuevo capitalismo" (Skype, Youtube, Google) entiende muy bien que el meollo de la cosa está hoy en que la gente interactúe y comparta, y en aprovecharse de ello sin devolver más que precariedad.

martes, 25 de enero de 2011

II. El problema del valor cualitativo
Introducción


En el primer tomo de El Capital, Marx define las mercancías como todo lo que se produce para el cambio más bien que para uso del productor. El estudio de las mercancías es el estudio de la relación económica del cambio. Marx primero analiza la producción simple de mercancías, que es cuando cada productor posee sus propios medios de producción y satisface sus necesidades a través del cambio con otros productores en su misma situación. Esto es el problema del cambio en la más clara y elemental de sus formas.

En el caso de Adam Smith, el cambio se liga del modo más estrecho posible al hecho tecnológico central de la vida económica- la división del trabajo. Para éste, la división del trabajo es el origen de todo aumento en la productividad, la base de la economía humana, y lo que la distingue de las bestias. Smith no concibe la división del trabajo independientemente del cambio, según el cual el cambio es anterior a la división del trabajo y causa de ella. “esta división del trabajo... ... es la consecuencia necesaria... ...de cierta propensión de la naturaleza humana que no tiene por mira un beneficio tan grande; la propensión a traficar, a trocar y cambiar una cosa por otra” [esta “propensión” es peculiar de los seres humanos]. Se liga inseparablemente el cambio a la división del trabajo y se les muestra como las columnas unidas que sostienen la sociedad civilizada. La producción de mercancías, que tiene sus raíces en la naturaleza humana, es la forma universal e inevitable de la vida económica; la ciencia económica es la ciencia de la producción de mercancías. Desde este punto de vista los problemas de la economía política tienen un carácter exclusivamente cuantitativo; empiezan con el valor de cambio, la relación cuantitativa básica entre las mercancías, que se establece a través del proceso de cambio.

Lo que distingue la economía política de Smith de la de Marx es que el segundo no niega la existencia de una relación entre la producción de mercancías y la división del trabajo, pero no se trata de ningún modo de la firme y rígida relación que describe Smith. [Marx] “Esta división del trabajo es una condición necesaria para la producción de mercancías, pero de aquí no se sigue que, a la inversa, la producción de mercancías sea una condición necesaria para la división del trabajo”. Marx niega enfáticamente que la división del trabajo esté necesariamente ligada al cambio. La producción de mercancías no es la forma universal e inevitable de la vida económica, sino más bien una de las formas posibles, que domina la edad moderna, pero de todos modos una forma históricamente condicionada que por ningún concepto puede presentarse como directa manifestación de la naturaleza humana. La producción de mercancías es separada del reino de los fenómenos naturales y se convierte en materia válida de la investigación histórico-social. El economista debe dirigir su atención al carácter de las relaciones sociales subyacentes en la forma mercancía. Las tareas de la economía política no son sólo cuantitativas, sino también cualitativas. Las relaciones cuantitativas entre productos oculta detrás de ella una relación específica, históricamente condicionada, entre productores.

2 Valor de uso

Toda mercancía -escribió Marx- tiene un doble aspecto, el de valor de uso y el de valor de cambio. El valor de uso no da a una mercancía ningún carácter peculiar. Los objetos de consumo humano en todas las épocas y bajo cualquier forma de sociedad poseen igualmente valor de uso. El valor de uso expresa cierta relación entre el consumidor y el objeto consumido. Pero la economía política es una ciencia social de la relaciones entre las gentes, por tanto, el valor d uso queda fuera del campo de la investigación de la economía política.

Marx excluía el valor de uso de la esfera de investigación de la economía política, en virtud de que no da cuerpo directamente a una relación social [las categorías de la economía política deben representar relaciones entre hombres]. Este enfoque choca con la teoría económica moderna y escuelas no Marxistas, donde [Robbins] “Consideramos [el sistema económico] como una serie de relaciones interdependientes aunque conceptualmente discretas entre hombres y bienes económicos”. De este punto de partida se sigue que el valor de uso o utilidad ocupa una posición central entre las categorías de la economía política.

Esto no significa que el valor de uso no deba jugar ningún papel en la economía política. Es esencial para la producción, éste es un prerrequisito del consumo, y no está de ningún modo excluido por Marx de la cadena causal de los fenómenos económicos.

3 Valor de cambio

En una sociedad en que el cambio es un método regular de realizar el propósito de la producción social, es sólo en calidad de mercancías como los productos tienen valor de cambio. El valor de cambio aparece como una relación cuantitativa entre cosas, entre las mercancías mismas. Es concebido como una relación social según Marx porque: La relación cuantitativa entre cosas, que llamamos valor de cambio, es en realidad sólo una forma exterior de la relación social entre los propietarios de mercancías [en la producción simple de mercancías sería entre los productores mismos]. La relación de cambio como tal, es una expresión del hecho de que los productores individuales, trabajando aisladamente cada uno, trabajan en realidad los unos para los otros. Su trabajo tiene un carácter social que le es impreso por el acto de cambio.

El concepto valor de cambio se aplica “sólo cuando las mercancías están presentes en plural”, ya que expresa una relación entre mercancías. Una mercancía individual posee la calidad social que se manifiesta cuantitativamente en el valor de cambio. En tanto concentramos nuestra atención a esta calidad social, una mercancía es para Marx un simple “valor”.

“Una mercancía es un valor de uso u objeto de utilidad, y un valor” [El capital]. Como valor de uso, una mercancía es un rasgo universal de la existencia humana, presente en cada una y e todas las formas de sociedad. Como valor, una mercancía es un rasgo de una forma histórica específica de sociedad que se distingue por dos características principales:
1.) División del trabajo desarrollada
2.) Producción privada

Fue este análisis de las características sociales de la producción de mercancías lo que condujo a Marx a identificar el trabajo como la sustancia del valor.

4 Trabajo y valor

Lo antes expuesto condujo a Marx directamente al trabajo considerado como el “valor que ya oculto detrás” del valor de cambio. Solo una propiedad de la mercancía nos permite suponerla portadora y expresión de relaciones sociales, a saber, su propiedad como producto del trabajo, ya que no la consideramos desde el punto de vista del consumo, sino desde el punto de vista de la producción, como actividad humana materializada”.

El trabajo tiene dos aspectos correspondientes al:
valor de uso- corresponde el trabajo como trabajo útil. Al trabajo, cuya utilidad está representada así por el valor en uso de su producto, o que se manifiesta haciendo de su producto un valor de uso, lo llamamos “trabajo útil”. La naturaleza también coopera tanto activa como pasivamente en el proceso de producción de valor de uso “el trabajo es su padre y la tierra, su madre” [William Petty].

valor de la mercancía que produce- si abstraemos del valor de uso de una mercancía, ésta existe meramente como valor. Si ahora abstraemos el carácter útil del trabajo, ¿qué queda? La actividad productiva sería entonces el gasto de fuerza humana de trabajo: gasto productivo de cerebro, nervios y músculos humanos, que son trabajo humano. El trabajo de una mercancía representa trabajo humano abstracto, el gasto de trabajo humano en general.

Cuando Marx dice que el trabajo es la sustancia del valor, habla siempre del trabajo considerado como trabajo abstracto. Se resume la relación cualitativa del valor con el trabajo en la siguiente afirmación: “por una parte todo trabajo es, hablando fisiológicamente, un gasto de fuerza humana de trabajo, y en su carácter de trabajo humano abstracto idéntico, crea y forma los valores de las mercancías. Por otra parte, todo trabajo es el gasto de fuerza humana de trabajo en una forma especial y con un fin preciso, y en éste, su carácter de trabajo útil concreto, produce valores de uso.

5 Trabajo abstracto

El trabajo abstracto es abstracto sólo en el sentido completamente recto de que se pasan por alto todas las características especiales que distinguen una clase de trabajo de otra. La expresión trabajo abstracto es equivalente de “trabajo en general”, es lo común a toda actividad humana productiva.

La reducción de todo trabajo a un común denominador, de modo que las unidades de trabajo puedan ser comparadas entre sí u sustituidas una por otra, sumadas y restadas, y finalmente agrupadas para formar un conjunto social, no es una abstracción arbitraria. Es más bien una abstracción “que pertenece a la esencia del capitalismo”. [los trabajadores son movidos de una parte a otra de la cadena, con nuevas incorporaciones y salidas, continuamente]. En estas circunstancias, las diferentes clases específicas de trabajo que existen en un momento dado y las cantidades relativas de cada una vienen a ser cuestiones de importancia secundaria en cualquier noción general del sistema económico. Mucho más importante es el volumen total de la fuerza de trabajo social y su nivel general de desarrollo. De ellos dependen las potencialidades productivas de la sociedad, ya sea que se manifiesten en la producción de artículos de consumo o en la producción de implementos de guerra. “[Esta abstracción] del trabajo no es sino el resultado de una suma concreta de diferentes clases de trabajo. La indiferencia hacia la clase particular de trabajo corresponde a una forma de sociedad en la que los individuos pasan fácilmente de una clase de trabajo a otra, debido a lo cual no es importante para ellos qué clase particular de trabajo pueda tocarle desempeñar. El trabajo se ha convertido aquí en un medio de crear riqueza en general y ha dejado de desarrollarse junto con el individuo en un destino particular.

Resumiendo, se puede decir que la reducción de todo trabajo a trabajo abstracto permite ver claramente, detrás de las formas especiales que el trabajo puede adoptar en un momento dado cualquier, una suma de fuerza de trabajo social que es susceptible de transferencia de un uso a otro de acuerdo con la necesidad social, y de cuya magnitud y desarrollo depende en última instancia la capacidad productora de riqueza de la sociedad. La adopción de este punto de vista, está condicionada por la naturaleza misma de la producción capitalista, que lleva la movilidad del trabajo a un grado muy superior al de todas las formas anteriores de la sociedad.

6 La relación de lo cuantitativo con lo cualitativo en la teoría del valor

Veamos ahora con exactitud lo que implica la tesis de que el trabajo abstracto es la sustancia del valor. Una mercancía parece ser a primera vista simplemente un artículo útil que ha sido producido por una suerte especial de trabajador, que trabaja privadamente y aislado del resto de la sociedad. Esto es correcto en sí mismo. Pero la investigación revela que la mercancía en cuestión tiene de común con todas las demás mercancías (todas ellas son valores) el hecho de absorber una parte del total de la fuerza de trabajo disponible en la sociedad (todas ellas son trabajo abstracto materializado). Es esta característica de las mercancías (la cual presupone valor de uso y se manifiesta en valor de cambio) lo que hace de la “mercancía” el punto de partida y la categoría central de la economía política de los tiempos modernos.

Hemos llegado a estas conclusiones a través de un análisis puramente cualitativo, y puede parecer que tienen poco que ver con el problema cuantitativo. Sin embargo, la significación básica como las tareas principales de la teoría del valor cuantitativo son determinadas por el análisis cualitativo.

Desde un punto de vista formal parece que la teoría del valor cuantitativo sólo concierne descubrir las leyes que rigen las proporciones relativas en que las mercancías se cambian unas por otras (esta es la forma de la teoría ortodoxa). Para Marx, el valor de cambio es tan sólo la “forma fenomenal” bajo la cual se oculta el valor mismo.

El hecho de que una mercancía sea un valor significa que es trabajo abstracto materializado, que ha absorbido una parte del total de la actividad productora de riqueza de la sociedad. Si reflexionamos ahora en que el trabajo abstracto es susceptible de medida en términos de unidades de tiempo, la significación del valor como categoría cuantitativa diferente del valor de cambio se hace visible. “la magnitud del valor expresa... la conexión que existe entre cierto artículo y la parte del tiempo total de trabajo de las sociedad que se requiere para producirlo” dice Marx.

La tarea central de la teoría del valor cuantitativo surge de esta definición del valor como magnitud. Es ni más ni menos que la investigación de las leyes que gobiernan la asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes esferas de la producción en una sociedad de productores de mercancías.

- Los conceptos de “trabajo socialmente necesario” y “trabajo simple” han estado al frente de casi todos los ataques a la economía política de Marx.

7 El carácter fetichista de las mercancías

Nuestro análisis de las mercancías nos ha conducido a ver en el valor de cambio una relación entre productores en un sistema determinado de división del trabajo; y en el trabajo particular de los individuos una parte integrante de la suma de fuerza de trabajo de la sociedad. Las ideas a que esta forma de organización social da origen a menudo tienen sólo una relación remota y desnaturalizada con las relaciones sociales reales que yacen bajo ella. En su doctrina del Fetichismo de la Mercancía, Marx fue el primero en percibir este hecho y darse cuenta de su decisiva importancia para la ideología de la época moderna.

En la producción de mercancías la relación básica entre los hombres “adopta”, a sus ojos, la fantástica forma de una relación entre las cosas. Esta materialización de las relaciones sociales es el corazón y la médula de la doctrina del Fetichismo de Marx.

En períodos anteriores de la historia, cuando las relaciones de producción tenían un carácter personal directo, tal materialización de las relaciones sociales era evidentemente imposible. Sólo cuando la producción de mercancías adquiere un desarrollo tan alto y una difusión tan grande como para dominar la vida de la sociedad, el fenómeno de la materialización de las relaciones sociales adquiere importancia decisiva. Esto ocurre en las condiciones de un capitalismo relativamente avanzado, tal como surgió en Europa Occidental durante los s.XVII y XVIII. Aquí la impersonalización de las relaciones productivas es llevada a su punto más alto de desarrollo. El productor individual trata con su prójimo sólo a través del “mercado”, donde los precios y las cantidades vendidas son las realidades sustanciales y los seres humanos no son más que sus instrumentos. Este es “un estado de la sociedad en que el proceso de la producción tiene dominio sobre el hombre en lugar de ser controlado por él”, y por consiguiente el carácter real de las relaciones entre los productores mismos es deformado y oscurecido.

Una vez que el mundo de las mercancías ha realizado por así decirlo, su independencia, y sometido a los productores a su dominio, estos últimos empiezan a mirarlo en mucho del mismo modo que ven ese otro mundo externo al cual tienen que aprender a adaptarse, el mundo de la naturaleza misma. El orden social se convierte en una “segunda naturaleza” que se mantiene fuera de los miembros de aquél y opuesta a ellos [Lukacs].

En el s.XVIII hay un cambio de actitud hacia la sociedad, que fue el reflejo del florecimiento de la producción de mercancías. La “mano invisible” y el laisse faire como política económica, indican la profunda creencia en el carácter impersonal y automático del orden económico. Este prejuicio contra la acción social en lo económico ha estado presente hasta hace muy poco.

La materialización de las relaciones sociales ha ejercido una profunda influencia en el pensamiento económico tradicional, y por lo menos en otros dos sentidos importantes.
1.) Las categorías de la economía capitalista -valor, renta, salario, ganancia, interés, etc- han sido consideradas como si fueran las inevitables categorías de la vida económica en general, y los sistemas económicos anteriores han sido vistos como versiones imperfectas o embrionarias del capitalismo moderno y juzgadas en consecuencia.
2.) La atribución de poder independiente a las cosas no es en ninguna parte más clara que en la división tradicional de los “factores de producción” en tierra, trabajo y capital, de cada uno de los cuales se piensa que “produce” un ingreso a sus propietarios. “Tenemos mistificación completa del modo de producción capitalista, la transformación de las condiciones sociales en cosas, la mezcla indiferenciada de las condiciones materiales de la producción con sus formas históricas y sociales. Es un mundo falseado, trastornado, en el que Monsieur le Capital y Madame la Terre llevan a cabo sus travesuras de duendes como personajes sociales y a la vez como simples cosas”.

La forma de producción de mercancías constituye el velo más eficaz posible para ocultar el verdadero carácter de clase de la sociedad capitalista. Cada quien aparece ante todo como un simple propietario de mercancías con algo que vender. Como propietarios de mercancías, todos ellos están en un plano de igualdad perfecta; sus relaciones mutuas no son las relaciones entre amo y siervo de un régimen de status personal, sino las relaciones contractuales entre seres humanos libres e iguales. El obrero no advierte que su falta de acceso a los medios de producción lo obliga a trabajar en condiciones dictadas por aquellos que tienen el monopolio de los medios de producción y que, por consiguiente, está siendo explotado para beneficio de otros, al igual que el siervo que era forzado a trabajar cierto número de días en la tierra del señor a cambio del privilegio de labrar un jirón de tierra para sí. Por el contrario, el mundo de las mercancías aparece como un mundo de iguales. El obrero enajena su fuerza de trabajo, la cual permanece opuesta a él como cualquier mercancía a su propietario. La vende, y mientras se le pague su verdadero valor, todas las condiciones del cambio honrado y justo están satisfechas. Esta es la apariencia, y quienes consideran las formas capitalitas como naturales y eternas admiten la apariencia como verdadera representación de las relaciones sociales.

La teoría del valor cualitativo con su corolario en la doctrina del Fetichismo de la Mercancía, es el primer paso esencial en el análisis marxista del capitalismo. Quien no haya entendido esto ha entendido poco del método crítico de Marx.

LA MARCA DE LAS MARCAS.


Ciudad escaparate. Hegemonía de la imagen. Marca la diferencia con tu marca. Vivimos unos días de superficialidad.

El capitalismo atroz que se nos presenta como forma de vida, permea en nuestro cotidiano y nos hace esclav@s de nuestra tarjeta de crédito, de nuestro dinero. Comprar, y no cualquier cosa, se contempla como deporte.

Relojes de más de 6.000 euros, camisetas de 210 euros, incluso precios desorbitados por abrigos para un perro, a dónde vamos a llegar? En las sociedades contemporáneas se quiere marcar la diferencia, demostrar tu clase social o estatus a partir de lucir objetos de una marca determinada que te relaciona con tu grupo de iguales. Prejuzgamos en función de la apariencia para aceptar o no en nuestro grupo a las personas en función de si viste o no el reloj con correa de plástico que se ha puesto de moda.

La moda, la cosmética, los complementos, los automóviles, incluso el arte están al servicio de la estructura social que mete en casillas a los individuos que la conforman en función de unas tipologías muy cuestionables.

Pensar sobre estas cuestiones, nuestra forma de consumo, el qué, por qué y para qué de estas prácticas nos hará libres en este mundo que se mueve a toda velocidad en el que el tiempo sigue los ritmos del euro.

Para seguir reflexionando sobre esta cuestión, acompañare este ensayo de un tema del gran músico panameño Rubén Blades, “ La chica plástica ”. Adjunto aquí la letra y el link del vídeo.

http://www.youtube.com/watch?v=Xn07JKg1CgQ

Ella era una chica plástica
de esas que veo por ahí
de esas que cuando se agitan
sudan "Channel N° 3"

Que sueñan casarse con un doctor
pues el puede mantenerlas mejor
no le hablan a nadie si no es su igual
a menos que sea "fulano de tal"
son lindas, delgadas, de buen vestir,
de mirada esquiva y falso reir

El era un muchacho plástico
de esos que veo por ahí
con la peinilla en la mano
y cara de "yo no fuí"
de los que por tema en conversación
discuten que marca de carro es mejor
de los que prefieren el no comer
por las apariencias que hay que tener
pa' andar elegantes y asi poder
una chica plástica recoger
(Que fallo)

Era una pareja plástica
de esas que veo por ahí
el, pensando solo en dinero
ella, en la moda en París
aparentando lo que no son
viviendo en un mundo de pura ilusión
diciendo a su hijo de cinco años:
"No juegues con niños de color extraño"
ahogados en deudas para mantener
su status social en boda o coctel
(que fallo)

Era una ciudad de plástico
de esas que no quiero ver
de edificios cancerosos
y un corazón de oropel
donde, en vez de un sol,
amanece un dólar
donde nadie ríe
donde nadie llora
con gentes de rostros de polyester
que escuchan sin oir
y miran sin ver:
gente que vendió por comodidad
su razón de ser y su libertad.

Oye latino, oye hermano, oye amigo
nunca vendas tu destino
por el oro ni la comodidad
nunca descanses,
pues nos falta andar bastante
vamos todos adelante
para juntos terminar
con la ignorancia que nos trae sugestionados
con modelos importados
que no son la solución.

No te dejes confundir,
busca el fondo y su razón
recuerda:  Se ven las caras,
pero nunca el corazón.
No te dejes confundir,
busca el fondo y su razón
recuerda:  Se ven las caras,
pero nunca el corazón.
recuerda:  Se ven las caras,
y jamás el corazón.

[Coro:]
Se ven las caras, se ven las caras, vaya,
pero nunca el corazón.
Del polvo venimos todos
y allí regresaremos, como dice la canción
Recuerda que el plástico se derrite
si le da de lleno el sol

(Coro)
Estudia, trabaja, se gente primero
allí está la salvación
Pero que mira, mira, no te dejes confundir
busca el fondo y su razón
Pa' lante, pa' lante, pa' lante, pa' lante, pa' lante
y así seguiremos unidos, y al final venceremos.
[Se ven las caras..]

Pero señoras y señores, en medio del plástico
también se ven las caras de esperanza
se ven las caras orgullosas
que trabajan por una latinoamérica unida
y por un mañana de esperanza y de libertad
Se ven las caras de trabajo y de sudor
de gente de carne y hueso que no se vendió
de gente trabajando, buscando el nuevo camino
orgullosas de su herencia y de ser latino
de una raza unida, la que Bolívar soñó.
Siembra!

Panamá, Puerto Rico, México, Venezuela
Perú, República Dominicana, Cuba, Costa Rica
Colombia, Honduras, Ecuador, Bolivia
Argentina, Nicaragua sin Somoza,
el barrio, la esquina, los estudiantes.


martes, 11 de enero de 2011

.....................sI nO sE pUeDe bAiLaR eStA nO eS mI rEvOlUcIóN.....................

...................dijo una mujer feminista.

Para compartir he elegido una canción de salsa, uno de mis géneros musicales favoritos. En este caso, " El Gran Combo" interpretando " No hay cama pa tanta gente" en Madrid.


http://www.youtube.com/watch?v=rI3QPZajKIk


Podemos ver unos músicos que viven lo que tocan, entregados, alegres y socializados entre notas y pies que bailan al son de forma perfecta.

También vemos un público torpe pero con ganas de contaminarse de esta energía que desprenden, aunque sea desde lo alto y parece que están lejos, tod@s estan muy cerca.

Miles de personas bailando, sintiendo el ritmo que se contagia.

Entiendo la música como forma de vida, para momentos tristes, para momentos alegres. Para compartir y también para ti sol@.

Elige la banda sonora de tu vida.

lunes, 10 de enero de 2011

.................acabo de recordar este textito!!!!!.................aquí dejo un regalo!

http://www.nodo50.org/gustavo/hegoa05/pensar.html


aprender a pensar

Sir Ernest Rutherford, presidente de la Sociedad Real Británica y Premio Nobel de Química en 1908, contaba la siguiente anécdota: Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de física, pese a que este afirmaba con rotundidad que su respuesta era absolutamente acertada. Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo.
Leí la pregunta del examen y decía: Demuestre como es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro.
El estudiante había respondido: lleva el barómetro a la azotea del edificio y átale una cuerda muy larga. Descuélgalo hasta la base del edificio, marca y mide. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio.
Realmente, el estudiante había planteado un serio problema con la resolución del ejercicio, porque había respondido a la pregunta correcta y completamente.
Por otro lado, si se le concedía la máxima puntuación, podría alterar el promedio de su ano de estudios, obtener una nota mas alta y así certificar su alto nivel en física; pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel.
Sugerí que se le diera al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para que me respondiera la misma pregunta pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física.
Habían pasado cinco minutos y el estudiante no había escrito nada. Le pregunte si deseaba marcharse, pero me contesto que tenia muchas respuestas al problema. Su dificultad era elegir la mejor de todas. Me excuse por interrumpirle y le rogué que continuara.
En el minuto que le quedaba escribió la siguiente respuesta: coge el barómetro y lánzalo al suelo desde la azotea del edificio, calcula el tiempo de caída con un cronometro. Después se aplica la formula altura = 0,5 por A por T2. Y así obtenemos la altura del edificio. En este punto le pregunte a mi colega si el estudiante se podía retirar. Le dio la nota mas alta.
Tras abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí que me contara sus otras respuestas a la pregunta. Bueno, respondió, hay muchas maneras, por ejemplo, coges el barómetro en un día soleado y mides la altura del barómetro y la longitud de su sombra. Si medimos a continuación la longitud de la sombra del edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura del edificio.
Perfecto, le dije, ??y de otra manera? Si, contesto, este es un procedimiento muy básico: para medir un edificio, pero también sirve. En este método, coges el barómetro y te sitúas en las escaleras del edificio en la planta baja. Según subes las escaleras, vas marcando la altura del barómetro y cuentas el numero de marcas hasta la azotea. Multiplicas al final la altura del barómetro por el numero de marcas que has hecho y ya tienes la altura. Este es un método muy directo.
Por supuesto, si lo que quiere es un procedimiento mas sofisticado, puede atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Si calculamos que cuando el barómetro esta a la altura de la azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la aceleración de la gravedad al descender el barómetro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla formula trigonométrica, podríamos calcular, sin duda, la altura del edificio.
En este mismo estilo de sistema, atas el barómetro a una cuerda y lo descuelgas desde la azotea a la calle. Usándolo como un péndulo puedes calcular la altura midiendo su periodo de precesión. En fin, concluyo, existen otras muchas maneras. Probablemente, la mejor sea coger el barómetro y golpear con el la puerta de la casa del conserje. Cuando abra, decirle: señor conserje, aquí tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo. En este momento de la conversación, le pregunte si no conocía la respuesta convencional al problema (la diferencia de presión marcada por un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares) evidentemente, dijo que la conocía, pero que durante sus estudios, sus profesores habían intentado enseñarle a pensar.
El estudiante se llamaba Niels Bohr, físico danés, premio Nobel de Física en 1922, mas conocido por ser el primero en proponer el modelo de átomo con protones y neutrones y los electrones que lo rodeaban. Fue fundamentalmente un innovador de la teoría cuántica. Al margen del personaje, lo divertido y curioso de la anécdota, lo esencial de esta historia es que LE HABÍAN ENSEÑADO A PENSAR.
...esperamos que les haya gustado. Por cierto, para los escépticos, esta historia es absolutamente verídica.

principal

....un poema para compartir en este nuevo año......

Los portadores de sueños
Gioconda Belli


En todas las profecías
está escrita la destrucción del mundo.

Todas las profecías cuentan
que el hombre creará su propia destrucción.

Pero los siglos y la vida
que siempre se renueva
engendraron también una generación
de amadores y soñadores,
hombres y mujeres que no soñaron
con la destrucción del mundo,
sino con la construcción del mundo
de las mariposas y los ruiseñores.

Desde pequeños venían marcados por el amor.
Detrás de su apariencia cotidiana
Guardaban la ternura y el sol de medianoche.
Las madres los encontraban llorando
por un pájaro muerto
y más tarde también los encontraron a muchos
muertos como pájaros.
Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas
y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos
por un invierno de caricias.
Así fue como proliferaron en el mundo los portadores sueños,
atacados ferozmente por los portadores de profecías
habladoras
de catástrofes.
los llamaron ilusos, románticos, pensadores de
utopías
dijeron que sus palabras eran viejas
y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso
es antigua
el corazón del hombre.
Los acumuladores de riquezas les temían
lanzaban sus ejércitos contra ellos,
pero los portadores de sueños todas las noches
hacían el amor
y seguía brotando su semilla del vientre de ellas
que no sólo portaban sueños sino que los
multiplicaban
y los hacían correr y hablar.
De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida
como también habia engendrado
a los que inventaron la manera
de apagar el sol.

Los portadores de sueños sobrevivieron a los
climas gélidos
pero en los climas cálidos casi parecían brotar por
generación espontánea.
Quizá las palmeras, los cielos azules, las lluvias
torrenciales
Tuvieron algo que ver con esto,
La verdad es que como laboriosas hormiguitas>
estos especímenes no dejaban de soñar y de construir
hermosos mundos,
mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se
llamaban compañeros,
que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban
en las muertes,
se curaban y cuidaban entre ellos, se querían, se
ayudaban en el
arte de querer y en la defensa de la felicidad.

Eran felices en su mundo de azúcar y de viento
de todas partes venían a impregnarse de su aliento
de sus claras miradas
hacia todas partes salían los que habían conocido
portando sueños
soñando con profecías nuevas
que hablaban de tiempos de mariposas y ruiseñores
y de que el mundo no tendría que terminar en la
hecatombe.
Por el contrario, los científicos diseñarían
puentes, jardines, juguetes sorprendentes
para hacer más gozosa la felicidad del hombre.

Son peligrosos - imprimían las grandes
rotativas
Son peligrosos - decían los presidentes
en sus discursos
Son peligrosos - murmuraban los artífices de la guerra.

Hay que destruirlos - imprimían las grandes
rotativas
Hay que destruirlos - decían los presidentes en sus
discursos
Hay que destruirlos - murmuraban los artífices de la guerra.

Los portadores de sueños conocían su poder
por eso no se extrañaban
también sabían que la vida los había engendrado
para protegerse de la muerte que anuncian las
profecías
y por eso defendían su vida aun con la muerte.>
Por eso cultivaban jardines de sueños
y los exportaban con grandes lazos de colores.
Los profetas de la oscuridad se pasaban noches
y días enteros
vigilando los pasajes y los caminos
buscando estos peligrosos cargamentos
que nunca lograban atrapar
porque el que no tiene ojos para soñar
no ve los sueños ni de día, ni de noche.

Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de
sueños
que no pueden detener los traficantes de la muerte;
por doquier hay paquetes con grandes lazos
que sólo esta nueva raza de hombres puede ver
la semilla de estos sueños no se puede detectar
porque va envuelta en rojos corazones
en amplios vestidos de maternidad
donde piesecitos soñadores alborotan los vientres
que los albergan.

Dicen que la tierra después de parirlos
desencadenó un cielo de arcoiris
y sopló de fecundidad las raíces de los árboles.
Nosotros sólo sabemos que los hemos visto
sabemos que la vida los engendró
para protegerse de la muerte que anuncian las
profecías.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

VENTANA SOBRE EL ERROR

Julia Tabernero Sierra


"Todos llaman violento al río que todo lo arrasa,
pero nadie llama violento al lecho que lo oprime"
Bertolt Brecht


El error está presente. Los temibles piratas, con parche en el ojo y pata de palo, surcan de nuevo los mares. Las catacumbas de la CIA gritan de absoluto terror y las fotos del hombre blanco sonriente ante la tortura de “ los nadie”,como diría Galeano, revuelven el estómago.
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadie con salir
de pobres,
que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a
cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca.
Ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los
nadie la llamen,
aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie
derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadie: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadie: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre,
muriendo la vida, jodidos, rejodidos.
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la
prensa local.
Los nadie, que cuestan menos que la bala que los mata.”

La humanidad se echa las manos a la cabeza. Los bárbaros nos invaden. L@s funcionari@s del Estado hacen un mal uso del monopolio de la fuerza física. Casos entre tantos, que una vez conocidos, pasan al último lugar en la fila de las diapositivas de la vida.Parece que el proceso de civilización que eliminará toda violencia de la vida de los seres humanos no es tal. La línea entre la barbarie y la civilización no está ni mucho menos clara, todo depende del cristal con el que se mire.
Los autores a los cuales esta recensión hace referencia, escribirán sobre el surgimiento del Estado Moderno y las formas de violencia; sobre la sociedad civil; sobre el cambio social y el conflicto político; sobre el proceso de civilización y la barbarie, con el universo conceptual de cada tema en órbita.Todos ellos tienen hilos transversales que comparten.
El proceso de civilización y el surgimiento de Estado Moderno van de la mano. Los seres humanos, a nivel global, se ven forzados a interiorizar una nueva forma de vida, a nivel normativo y de estructura social por un lado, y a nivel institucional y burocrático por otro. La modernidad ha llegado. La institucionalización de la vida cotidiana empieza a surtir efecto. El Estado extiende sus tentáculos de manera casi imperceptible, normalizando las diferentes formas de violencia con las que actúa.
El concepto de ordenación, del que habla Bauman en su texto, es una de las formas de violencia que afecta al ámbito más privado. La parte salvaje y animal de las personas ha de ser eliminada, para no ser acusad@ de desviad@, con la lucha interna y la disciplinar que se debe tener para llevar a cabo ese cambio. La normalización de los días ha de implantarse, encajando la vida de las mujeres y los hombres en moldes prefijados, sujetos a la dictadura del tiempo. Lo que se escape a esa ordenación será tachado de violento, de ilegítimo, clasificado por el aparato jurídico de ilegal. La violencia podrá usarse para mantener el “ orden”, pero no para escapar del agujero negro al que muchas personas se ven abocadas.
El debate entre lo legal y lo legítimo se abre entonces, cuando ya se identifica la coerción y se puede gritar, de rabia y de dolor. Entonces, la violencia aumentará y mutará de forma para volverse menos visible. De tanta sangre, no duelen las pequeñas heridas, pues son muchas ya y pueden ser peores. Lo ajeno se asume como si fuera nuestro, las formas extrañas de violencia forman una capa más de la piel. La pacificación es necesaria para combatir la impotencia, la frustación que provoca una vida fuera de nuestro alcance. La escala de violencia estructural sigue aumentando.
La sociedad civil es el elemento sobre el que se ejecuta esta violencia, y es inherente a la existencia de un Estado democrático. Las personas gozan de una libertad aparante, ya que el bombardeo de estímulos con una gran carga social y simbólica detrás es muy elevado, y establece una neblina entre la posibilidad de elegir teórica y real. El fantasma de la incivilidad está siempre en el horizonte, acechando.
Esta sociedad civil tiene la potencia de poder iniciar el cambio, a nivel social, o al menos de plantear la ruptura. Como el monopolio de la fuerza física, encarnado en la policía y el ejército, lo tiene el Estado, la represión caerá como un jarro de agua fría sobre l@s que quieran plantear una alternativa. Así, los movimientos sociales tendrán como tarea la propagación de la actividad disfuncional del aparato del Estado, planteando una metodología para llevar a cabo las reivindicaciones en cada momento, de forma participativa y llegando a l@s afectad@s de forma directa, e intentando llegar también a l@s más alejad@s del conflicto que creen no verse afectad@s.
El cambio social y el conflicto político están intimamente relacionados. Los ciclos y las dinámicas de los movimientos sociales son muy difíciles de cambiar. El relevo generacional introduce variaciones, pero la base permanece, por miedo a perder la pureza. El conflicto lleva al posicionamiento respecto a la situación, lo que creará tensiones y alianzas, propias de momentos de cambio, por miedo, por desconfianza.
El Estado entonces, tiene que empezar a estudiar los pasos de los movimientos sociales, para adecuar su estrategia a cada caso. Lo explicaba Foucault en “ Vigilar y castigar”, las formas de violencia evolucionan, de un descuartizamiento público en la plaza, a la violencia que no deja marcas, la psicológica. Los funcionari@s del Estado tienen que aprender golpear, pero sin dejar rastro. Y se basan en una neutralidad que les da el nombre de su profesión, el escudo que llevan serigrafiado en la chaqueta de su uniforme o las charlas de sus superiores. Esto aparece muy bien explicado en el texto de Bauman, con el concepto de adiaforización, que apela a la neutralización de ciertas situaciones, para que sean asumidas y que no se llegue al estado de shock que plantea Reemsta. También y tan bien lo escribe Eduardo Galeano en “ Días y noches de amor y de guerra”:
El sistema: El torturador es un funcionario. El dictador es un funcionario. Burócratas armados, que pierden su empleo si no cumplen con eficiencia su tarea. Eso, y nada más que eso. No son monstruos extraordinarios. No vamos a regalarles esa grandeza”.
El proceso de conceptualización de todas estas teorías puede hacerse en relación a los dos estudios de caso vistos en clase. La noticia sobre las torturas en las cárceles de la CIA ejemplifican gran parte de lo expuesto en estos textos. Soldados, que necesitan sacar su parte censurada por alguna parte, y la mejor forma de hacerlo será amapard@s por la ley, por la sociedad de la información que saca a la luz lo que interesa en cada momento. Muchos procesos psicosociales entran en juego también, frustración, búsqueda de sentido, de lo que hablará Norbert Elias. La tortura empleada en este caso, está perfectamente estructurada, definida y delimitada, en definitiva, neutralizada y dotada de una función que ha de ser entendida como necesaria.
A nivel global, este caso, también el de los piratas del Alakrana, tienen gran peso en lo geopolítico, ya que la complicidad de Europa está determinada por la importancia de Estados Unidos, y lo que significa el tener buenas o malas relaciones con él, en la agenda política mundial.
Por otro lado, los piratas se rencarnan en diablos, representando la amenza de los bárbaros. Aunque el Alakrana hubiera burlado la normativa de pesca fijada por la Unión Europea, que se considera legal y legítima, se hace alusión a que esto no puede justificar el secuestro y el maltrato de las personas que iban en el atunero. Habría que analizar, por tanto, qué ha llevado a los piratas a optar por la vía del asalto y secuestro, medida radical y arriesgada por su parte. Quizá lleven el germen incivilizado dentro, disfruten con el maltrato, el sufrimiento humano y se hagan fotos con pescadores moribundos, o quizá lleven años sufriendo la pérdida de capacidad de pesca, influida por el tránsito de buques mejor dotados y con más medios en sus aguas, fijadas legítima y legalmente por la Unión Europea.
La escalada de violencia aumenta su velocidad, a la vez que el proceso de civilización avanza y las formas de violencia se van desarrollando acordes a la modernidad. La sociedad ha caido en un estado de insensibilización que asusta. Ya nada sorprende, tampoco es sometido a crítica. Que las formas de gobierno actuales tengan grietas, que los políticos roben dinero de tod@s, que se torture en las cárceles de la democracia es poco relevante, no afecta. Indigna, remueve, pero se asume.
Un clima de desolación, de parálisis general, generacional, que se transmite y se mantiene eficaz, asola hoy en día nuestras sociedades a nivel global. La violencia sistémica avanza por todos los frentes vitales y naturales.
Algún día, la lluvia ácida corroerá los paraguas de los que hoy en día aún no ven las nubes negras de tormenta. Algún día, ocurrirá el error.

" Ocurrió en el tiempo de las noches largas y los vientos de hielo:
una mañana floreció el jazmín del Cabo, en el jardín de mi casa,
y el aire frío se impregnó de su aroma, y ese día
también floreció el ciruelo y despertaron las tortugas.
Fue un error, y poco duró. pero gracias al error,
el jazmín, el ciruelo y las tortugas pudieron creer
que alguna vez se acabará el invierno. Y yo también"

 Eduardo Galeano, Ventana sobre el error.